Denominadas una y la otra como la ciudad eterna y la ciudad del amor respectivamente, Roma y París son dos de los destinos europeos preferidos en España. Tanto es el cariño que se tiene a ambas capitales que no son pocos los colegios y universidades que eligen estos destinos turísticos y culturales para mostrar un poco más del mundo a sus alumnos. Asimismo, las parejas, los grupos de amigos y las familias también disfrutan de este savoir faire que saben llevar a cabo tanto los franceses como los italianos.

Vuelos a Roma – Ciudad de conquistadores

Una paseo por la Fontana di Trevi ya es suficiente excusa para viajar a Roma. Caracterizada por sus monumentos – y también por sus precios altos -, esta maravilla atesora en su haber nada más y nada menos que la ciudad estado del Vaticano a la que se puede acceder libremente en cualquier momento del años.

Por su parte, la visita obligada al Coliseum – al que, no obstante, no se recomienda especialmente entrar debido a su precio demasiado prohibitivo para lo que hay en su anterior – al foro – que atesora gran parte de los teatros y anfiteatros, domus y demás edificios típicamente romanos – o bien a su ingente número de museos tanto de pintura como de escultura romana, son razones más que suficientes para decantarse por Roma.

Sin embargo, Roma es mucho más que esto y, aunque el alojamiento decente solo se encuentra a partir de las tres estrellas y que resulta imposible fiarse de los semáforos en una ciudad que atesora caos en sí misma, merece la pena también por ver la Isla Tiberina en mitad del río Tíber, salir a tomar unas suculentas tapas por el trastevere o bien cenar en uno de los muchos restaurantes de pasta de la ciudad que, a muy buen precio, ofrecen suculentos platos.

Vuelos a París – La joya de Francia

Esta ciudad situada al noroeste de la tierra gala tiene unas cuantas razones para ser conocida como la capital del mundo bohemio. La primera es que en ella se encuentra el barrio de Montmartre, célebre entre los escritores y pintores vanguardistas de principios del siglo XX. Coronada por la iglesia Sacre Coeur es una visita obligada. Asimismo, se recomienda ir en martes al Museo de Louvre si no se pretende pagar los 20 euros que cuesta la entrada (por supuesto, pagándolos de una vez un segundo día).

De esta manera el turista podrá distribuir mejor el tiempo. Del mismo modo, es un sacrilegio preferir subir a la Torre Eiffel en ascensor ya que se puede acceder mediante unas escaleras desde las que se puede ver parte de la majestuosidad del símbolo de Francia por excelencia. No se olviden de visitar otros parajes que merecen la pena como la ópera o el arco de triunfo aunque han de tener en cuenta que tomar un café en el centro de París puede suponer pagar  50 euros por tomar seis cafés.

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